La Cruz: Cristo Nuestro Salvador.
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos” (Hechos 4.12).
La CRUZ representa la muerte de Jesús como cumplimiento de la ley del Antiguo Testamento, que exigía una expiación de sangre por el pecado.
Por Su muerte y resurrección, somos redimidos de la separación eterna de Dios, justificados, hechos justos y aceptados en Su nombre.
El Lavacro: Cristo Nuestro Santificador.
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1.3).
El símbolo del LAVACRO representa la limpieza diaria del pecado mediante el poder del Espíritu Santo.
El Jarro: Cristo Nuestro Sanador.
“¿Está enfermo alguno de ustedes? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.”
(Santiago 5:14)
Este símbolo representa una JARRA con aceite, usada para ungir a los enfermos como señal de la sanidad que viene por medio de la obediencia a la Palabra de Dios.
La Corona: Cristo Nuestro Rey Que Viene.
“Veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, u viniendo en las nubes del cielo” (Marcos 14.62).
La CORONA representa la realeza de Cristo como Rey de reyes. Su regreso será una aparición visible y personal
El globo terráqueo: Nuestro propósito de dar cumplimiento a la Gran Comisión
El globo representa nuestra misión en el mundo.
El Señor urge a sus seguidores: “de gracia recibisteis, dad de gracia.” al mismo tiempo que los envía a predicar su palabra por todo el mundo. Este llamado continuará hasta que el evangelio, mediante los esfuerzos de su Iglesia, haya alcanzado a todas las naciones y él vuelva nuevamente. “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14)